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La importancia de mentir

Así como el único propósito que esconde una mentira es el de engañar, los motivos para realizar el engaño pueden ser diversos, como estafar a alguien, jugarle una broma, o simplemente evitarle un sufrimiento innecesario. Pero más allá de las causas por las que la gente miente, es más importante ser consciente de todo lo que implica mentir.


Para mantener el engaño es necesario actuar acorde a lo que se dijo. Si convencemos a nuestros hijos de que existe el Ratón Pérez, cada vez que se les caiga un diente van a esperar que Don Pérez pase a visitarlos mientras duermen. Si un hombre le dice a una mujer que es soltero, cuando en realidad es casado, entonces más vale que ella no lo vea con un anillo o que no conozca la cama donde duerme con su esposa.

 

Como a la mentira hay que mantenerla en el tiempo, es necesario adoptar posturas y comportamientos que no son propios de nuestro estado natural. Lo curioso es que por más que perfeccionemos y practiquemos la mentira una y otra vez frente al espejo, el inconsciente siempre nos juega una mala pasada y nos hace decir las cosas sin hablar. A veces una mirada, un instante de duda, o un tic nervioso, nos hace revelar que estamos mintiendo.
 

Otro aspecto no menor de la mentira es la consecuencia oculta detrás del engaño. Generalmente la consecuencia se sabe de antemano, y muchas veces la mentira se comete con el único fin de evitar sanciones o reprimendas mayores. En menor cantidad de veces, mentir sirve para salvarse la vida, y esa no es una consecuencia negativa, pero en la mayoría de los casos lo único que provoca son rupturas de amistades o relaciones, despidos, robos, sorpresas no deseadas, desengaños e incluso suicidios.
 

La consecuencia más grande, sin embargo, surge de la misma esencia de la mentira. Con el fin de perpetrar el mejor engaño posible, el mentiroso termina por creerlo también, y así se convierte en preso de lo que dice y hace, viviendo cosas que nunca ocurrieron, escapando de la realidad y, en definitiva, no viviendo la vida a pleno. Cuando un mentiroso ingresa en la etapa de vivir la mentira como si fuera un episodio veraz de su historia, la situación se escapó de sus manos y nunca más podrá borrarlo porque tarde o temprano alguien lo sacará a luz.
 

En el mundo actual convivimos con mentiras todos los días. Hay mentiras pequeñas y grandes, piadosas o crueles, en broma o no tanto, históricas, inverosímiles, a medias, de colores y que salen en la primera plana de los diarios. Entonces es importante haber mentido, porque de esa manera podemos saber, con solo mirar a los ojos, cuando alguien nos está mintiendo.

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